Ecosistema
Un
ecosistema es un sistema natural que está formado por un conjunto de organismos
vivos (biocenosis) y el medio físico donde se relacionan (biotopo). Un
ecosistema es una unidad compuesta de organismos interdependientes que
comparten el mismo hábitat. Los ecosistemas suelen formar una serie de cadenas
que muestran la interdependencia de los organismos dentro del sistema.1 También
se puede definir así: "Un ecosistema consiste de la comunidad biológica de
un local y de los factores físicos y químicos que constituyen el ambiente
abiótico.2
Cadena
trófica (del griego throphe, alimentación) es el proceso de transferencia de
sustancias nutritivas a través de las especies de una comunidad biológica,1 en
el que cada uno se alimenta del precedente y es alimento del siguiente. También
conocida como cadena alimentaria, es la corriente de energía y nutrientes que
se establece entre las distintas especies de un ecosistema en relación con su
nutrición.
Biomas
Un
bioma es una clasificación global de áreas similares, incluyendo muchos
ecosistemas, climática y geográficamente similares, esto es, una zona definida
ecológicamente en que se dan similares condiciones climáticas y similares
comunidades de plantas, animales y organismos del suelo, son a menudo referidas
como ecosistemas de gran extensión. Los biomas se definen basándose en factores
tales como las estructuras de las plantas (árboles, arbustos y hierbas), los
tipos de hojas (plantas de hoja ancha y aguja), la distancia entre las plantas
(bosque, selva, sabana) y el clima. A diferencia de las ecozonas, los biomas no
se definen por genética, taxonomía o semejanzas históricas y se identifican con
frecuencia con patrones especiales de sucesión ecológica y vegetación clímax.
La
clasificación más simple de biomas es:
Biomas terrestres.
Biomas de agua dulce.
Biomas marinos.
Factores
Bióticos
Un
ecosistema siempre involucra a más de una especie vegetal que interactúan con
factores abióticos. Invariablemente la comunidad vegetal está compuesta por un
número de especies que pueden competir unas con otras, pero que también pueden
ser de ayuda mutua.
Pero
también existen otros organismos en la comunidad vegetal: animales, hongos,
bacterias y otros microorganismos. Así que cada especie no solamente interactúa
con los factores abióticos sino que está constantemente interactuando
igualmente con otras especies para conseguir alimento, cobijo u otros
beneficios mientras que compite con otras (e incluso pueden ser comidas). Todas
las interacciones con otras especies se clasifican como factores bióticos;
algunos factores bióticos son positivos, otros son negativos y algunos son
neutros.
CADENAS TROFICAS
Cada cadena se inicia con un vegetal,
productor u organismo autótrofo o sea un organismo que "fabrica su propio
alimento" sintetizando sustancias orgánicas a partir de sustancias
inorgánicas que toma del aire y del suelo, y energía solar (fotosíntesis), o
mediante sustancias y reacciones químicas (quimiosíntesis).
Los demás integrantes de la cadena se
denominan consumidores. Aquel que se alimenta del productor será el consumidor
primario; el que se alimenta de este último será el consumidor secundario que
seria un carnívoro y un terciario que sería un omnívoro o un supercarnivoro de
algún otro ser.
Existe un último nivel en la cadena
alimentaria que corresponde a los descomponedores o degradadores. Son los
microorganismos. Estos actúan sobre los organismos muertos, degradan la materia
orgánica. Posteriormente por acción del ambiente, los microorganismos
transforman nuevamente los nutrientes en materia orgánica disponible para las
raíces o en sustancias inorgánicas devolviéndola al suelo (nitratos, nitritos,
agua) y a la atmósfera (dióxido de carbono).
NIVELES TROFICOS
En
una biocenosis o comunidad biológica existen:
Productores primarios, autótrofos, que
utilizando la energía solar (fotosíntesis) o reacciones químicas minerales
(quimiosíntesis) obtienen la energía necesaria para fabricar materia orgánica a
partir de nutrientes inorgánicos.
Consumidores, heterótrofos, que producen
sus componentes a partir de la materia orgánica procedente de otros seres
vivos.
Las especies consumidoras pueden ser,
si las clasificamos por la modalidad de explotación del recurso:
Predadores : Organismos que
ingieren el cuerpo de sus presas, entero o en parte. Esta actividad puede
llamarse y se llama a veces predación, pero es más común ver usado este término
sólo para la actividad de los carnívoros, es decir, los consumidores de segundo
orden o superior (ver más abajo).
Descomponedores y detritívoros. Los
primeros son aquellos organismos saprótrofos, como bacterias y hongos, que
aprovechan los residuos por medio de digestión externa seguida de absorción
(osmotrofia). Los detritívoros son algunos protistas y pequeños animales, que
devoran (fagotrofia) los residuos sólidos que encuentran en el suelo o en los
sedimentos del fondo, así como animales grandes que se alimentan de cadáveres,
que es a los que se puede llamar propiamente carroñeros.
Parásitos y comensales. Los
parásitos pueden ser depredados, como lo son los pulgones de las plantas por
mariquitas, o los parásitos de los grandes herbívoros africanos, depredados por
picabueyes y otras aves. Los parásitos suelen a su vez tener sus propios
parásitos, de manera que cada parásito primario puede ser la base de una cadena
trófica especial de parásitos de distintos órdenes.
Cadena
trófica
Si examinamos el nivel trófico más alto
de entre los organismos explotados por una especie, atribuiremos a esta un
orden en la cadena de transferencias, según el número de términos que tengamos
que contar desde el principio de la cadena:
Consumidores primarios, los
fitófagos o herbívoros. Devoran a los organismos autótrofos, principalmente
plantas o algas, se alimentan de ellos de forma parásita, como hacen por
ejemplo los pulgones, son comensales o simbiontes de plantas, como las abejas,
o se especializan en devorar sus restos muertos, como los ácaros oribátidos o
los milpiés.
Consumidores secundarios, los
zoófagos o carnívoros, que se alimentan directamente de consumidores primarios,
pero también los parásitos de los herbívoros, como por ejemplo el ácaro Varroa,
que parasita a las abejas.
Consumidores terciarios, los organismos que
incluyen de forma habitual consumidores secundarios en su fuente de alimento.
En este capítulo están los animales dominantes en los ecosistemas, sobre los
que influyen en una medida muy superior a su contribución, siempre escasa, a la
biomasa total. En el caso de los grandes animales cazadores, que consumen
incluso otros depredadores, les corresponde ser llamados superpredadores (o
superdepredadores). En ambientes terrestres son, por ejemplo, las aves de presa
y los grandes felinos y cánidos. Éstos siempre han sido considerados como una
amenaza para los seres humanos, por padecer directamente su predación o por la
competencia por los recursos de caza, y han sido exterminados de manera a
menudo sistemática y llevados a la extinción en muchos casos. En este capítulo
entrarían también, además de los predadores, los parásitos y comensales de los
carnívoros.
En realidad puede haber hasta seis
o siete niveles tróficos de consumidores, rara vez más, formando como hemos
visto no sólo cadenas basadas en la predación o captura directa, sino en el
parasitismo, el mutualismo, el comensalismo o la descomposición.
Es
de notar, que en muchas especies distintas, categorías de individuos pueden
tener diferentes maneras de nutrirse, que en algunos casos las situarían en
distintos niveles tróficos. Por ejemplo las moscas de la familia Sarcophagidae,
son recolectoras de néctar y otros líquidos azucarados durante su vida adulta,
pero mientras son queresas (larvas) su alimentación típica es a partir de
cadáveres (están entre los “gusanos” que se desarrollan durante la
putrefacción). Los anuros (ranas y sapos) adultos son carnívoros, pero sus
larvas, los renacuajos, roen las piedras para obtener algas. En los mosquitos
(familia Culicidae) las hembras son parásitas hematófagas de animales, pero los
machos emplean su aparato bucal picador para alimentarse de savia vegetal.
Pirámides
tróficas
La
pirámide trófica es una forma especialmente abstracta de describir la
circulación de energía en la biocenosis y la composición de ésta. Se basa en la
representación desigual de los distintos niveles tróficos en la comunidad
biológica, porque siempre es más la energía movilizada y la biomasa producida
por unidad de tiempo, cuanto más bajo es el nivel trófico.
Relación
entre la energía y los niveles tróficos
En
esta sucesión de etapas en las que un organismo se alimenta y es devorado, la
energía fluye desde un nivel trófico a otro. Las plantas verdes u otros
organismos que realizan la fotosíntesis utilizan la energía solar para elaborar
hidratos de carbono para sus propias necesidades. La mayor parte de esta
energía química se procesa en el metabolismo y se pierde en forma de calor en
la respiración. Las plantas convierten la energía restante en biomasa, sobre el
suelo como tejido leñoso y herbáceo y bajo éste como raíces. Por último, este
material, que es energía almacenada, se transfiere al segundo nivel trófico que
comprende los herbívoros que pastan, los descomponedores y los que se alimentan
de detritos.
Si
bien, la mayor parte de la energía asimilada en el segundo nivel trófico se
pierde de nuevo en forma de calor en la respiración, una porción se convierte
en biomasa. En cada nivel trófico los organismos convierten menos energía en biomasa
que la que reciben. Por lo tanto, cuantos más pasos se produzcan entre el
productor y el consumidor final, la energía que queda disponible es menor.
Rara
vez existen más de cuatro eslabones, o cinco niveles, en una red trófica. Con
el tiempo, toda la energía que fluye a través de los niveles tróficos se pierde
en forma de calor. El proceso por medio del cual la energía pierde su capacidad
de generar trabajo útil se denomina entropía.